martes, 9 de noviembre de 2010

El llamado de la Madre Patria.

Es conocido como uno de los momentos más decisivos de la historia. La batalla de Stalingrado fue la primera gran derrota del Ejército Nazi y también un duro golpe del que los alemanes jamás pudieron reponerse.

La Batalla de Stalingrado se prolongó desde junio de 1942 hasta febrero de 1943. Murieron más de un millón y medio de personas durante esos meses. Para muchos soldados soviéticos esta era la primera vez que portaban un arma, pero no dudaron en defender su tierra de los invasores.

“Por primera vez tuve miedo. El invierno era muy frio y había mucha nieve. El fuego se podía ver por toda la ciudad, toda Stalingrado estaba en ruinas. Nosotros protegíamos a nuestra Madre Patria, a nuestro país, a nuestra propia ciudad. Nuestro grupo estaba formado sólo por jóvenes: no teníamos experiencia. Nos entregaron armas y debimos luchar. Estábamos muy cerca de la artillería alemana. Yo tuve la suerte de destruir un tanque enemigo en mi primer combate”, recuerda Piotr Altujov, veterano de la Batalla de Stalingrado.

La ciudad quedó prácticamente destruida. Pero todavía se pueden ver restos de esa época y existen muchos museos y monumentos dedicados a la batalla. Uno de ellos es el imponente memorial en la colina de Mamáyev Kurgán.

El gigantesco monumento conocido como ‘La Madre Patria Llama’ tiene 85 metros de altura. Está erigido sobre una colina que domina la actual ciudad de Volgogrado y fue precisamente esta ubicación lo que determinó que se transformara en el escenario de encarnizados combates durante la batalla de Stalingrado.

Con 102 metros de elevación, la colina de Mamáyev Kurgán era uno de los puntos estratégicamente más importantes. Miles de soldados combatieron para asegurar su dominio. El lugar cambió varias veces de manos entre el ejército alemán y soviético, hasta que a finales de enero la posición fue definitivamente asegurada por el Ejército Rojo.

Larisa Zemlyakova, historiadora del memorial Mamáyev Kurgán, informa que “la batalla duró más de 200 días de los cuales en 140 se combatió en este lugar. Muchos dicen que este era el punto más importante de la Unión Soviética en ese momento”.

Ahora es uno de los monumentos más visitado en Volgogrado. Se calcula que más de dos millones de personas llegan anualmente hasta aquí para homenajear a todos los que se sacrificaron para obtener la victoria.

La batalla de Stalingrado también dio origen a verdaderas leyendas. Una de ellas es la de Vasily Zaitzev. Antes de la guerra, Zaitsev era un tranquilo pastor en los Urales, pero en Stalingrado se transformó en el francotirador más efectivo provocando 225 bajas en el enemigo.

La historiadora Tatiana Privazshikova añade que “durante el combate urbano por Stalingrado los francotiradores eran muy populares. Entre los dos Ejércitos Soviéticos que combatieron en la ciudad llegaron a tener 985 expertos en este tema. Entre todos, acabaron con más de 30 mil soldados alemanes. De todos ellos el más famoso fue Zaitzev, se hizo muy conocido por sus hazañas e incluso llegó a tener una escuela de francotiradores”.

Finalizando el mes de enero de 1943 la situación era favorable para los soviéticos: Ya habían asegurado los puntos más importantes de la ciudad.

“Estábamos luchando en el centro de la ciudad. Los alemanes estaban en el depósito, lanzamos granadas hacia adentro y dijimos ¡Vegan ahora por nosotros alemanes! Había una enorme batalla en los grandes almacenes. En el depósito encontramos dos oficiales alemanes, y después descubrimos que el cuartel del ejército alemán se encontraba en ese lugar. El 31 de enero de 1943 cruzamos la plaza bajo un constante fuego enemigo, les lanzamos un ataque con lanzacohetes y luego pudimos que ver que mostraban la bandera blanca. Después vimos a los alemanes… estaban en un estado lamentable, harapientos. Muchos se encontraban heridos”, recuerda Piotr Altujov, veterano de Batalla de Stalingrado.

La batalla de Stalingrado finalizó oficialmente días después, cuando el Mariscal Von Paulus se convirtió en el primer oficial alemán de ese rango en rendirse, convirtiendo así el nombre de Stalingrado en un capítulo imborrable de la historia de la Gran Guerra Patria.

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