martes, 6 de septiembre de 2011

Oymyakon, el lugar mas frío de la tierra

Oymyakon, el lugar mas frío de la tierra.


Localizado en el noreste de la República de Saja (Yakutia), éste pequeño poblado de la Siberia Rusa cuenta con algo más de 2.200 habitantes donde viven una vida un tanto particular y que está muy lejos de las comodidades de las grandes ciudades.

En Oymyakon la leche se reparte en estado sólido, en lugar de agua corriente se utilizan bloques de hielo y los escolares asisten a clases sólo si la temperatura no baja de los 52 grados bajo cero. Por ésta razón que la ciudad es conocida con el título de la ciudad más fría del mundo. De sólo pensar semejantes niveles de temperatura ya estoy temblando.


En esta ciudad siberiana donde su población resiste con tenacidad los fríos más extremos, el récord histórico se registró en 1926, cuando el termómetro marcó una temperatura de -72.1 grados Celsius. Y de hecho, durante los largos nueve meses de invierno en Oymyakon, es muy frecuente que el tiempo se mantenga alrededor de los 60 grados bajo cero.


Los habitantes de Oymyakon, en la república rusa de Yakutia, nacen, crecen, se reproducen, sueñan y mueren prácticamente congelados. Su localidad batió récord en 1926: –71,2 grados. Una breve visita.

Cuando los pescadores de Oymyakon, en Rusia, extraen un pez de las aguas cubiertas de hielo, bastan 30 segundos para que esté congelado: tieso como una tabla. Aquí la leche no sabe de estado líquido: sólo se vende en bloques helados de color mármol. A partir de 52 grados bajo cero dan día libre en la escuela, y el gran acontecimiento del año es el Festival del Polo de Frío. Entonces, Dschis Chan, el señor del invierno yakuto, encarnado por el profesor de gimnasia de la localidad, invita a sus colegas Padrecito Invierno de Moscú y Santa Claus de Finlandia a comer filetes de reno y a ponerse ciegos de vodka. La última vez, Santa Claus casi echa a perder la fiesta porque se bebió nada menos que 10 botellas en 48 horas para combatir el frío. Oymyakon es el polo helado de la Tierra; en 1926 alcanzó la temperatura más baja registrada jamás en territorio habitado: 71,2 grados bajo el punto de congelación. La localidad está situada en el noreste de Rusia, en una meseta a 750 metros sobre el nivel del mar: allí donde el invierno dura como mínimo nueve meses.

Pues bien, para alcanzar este lugar irreal aguantamos (es noviembre) a 34 grados bajo cero en el aeropuerto de Jakutsk, esperando a que por fin se abra la puerta del avión, que se ha congelado por completo.

El nombre Oymyakon significa “agua que no se congela” y obedece a la presencia de una fuente de aguas termales cercana que resultó ideal para la instalación de la ciudad. Además, Oymyakon se encuentra en un valle rodeado de enormes montañas que detienen el viento por completo, haciendo así que las bajísimas temperaturas resulten relativamente soportables y que en el breve verano se alcancen valores de hasta 35 grados de calor.

Lo que hasta principios del siglo XX no era más que un lugar de crianza de renos, con el apogeo del régimen soviético se convirtió en una ciudad muy bien provista, ya que las montañas de la región son sumamente ricas en oro, plata, platino y otros metales preciosos. Sin embargo, casi nada queda para la ciudad de esa riqueza mineral, y la mayoría de los pobladores de Oymyakon se encuentran apenas por encima del límite de pobreza. Por otra parte, con la caída del comunismo el interés por ese remoto enclave siberiano disminuyó notablemente, y ahora la ciudad de Oymyakon sobrevive sólo gracias a sus recursos locales, en especial la ganadería, la caza y la pesca, y además, del turismo puesto que es un destino elegido por muchos aventureros y excéntricos.

Para llegar hasta Oymyakon se debe recorrer la autopista de Kolyma, una carretera construida por orden de Stalin, donde se utilizo como mano de obra a condenados y presos políticos, muriendo miles de ellos durante la durísima construcción y que luego fueron enterrados bajo el pavimento; desde entonces la autopista de Kolyma es conocida como la “carretera de los huesos”.


Las construcciones son muy sencillas; cabañas de madera muy bien aisladas del frío exterior. A un lado de la entrada se apilan los bloques de leña para las estufas, y del otro se colocan los bloques de hielo que se utilizan en lugar del agua corriente, ya que las cañerías reventarían con el agua helada. Esto impide también que se puedan instalar baños dentro de las casas, y por lo tanto se debe a recurrir a letrinas que se encuentran a algunos metros de distancia de cada vivienda. El ingreso al hogar se efectúa a través de una antecámara en la que se guardan los alimentos que desean conservarse congelados; un verdadero freezer natural.

Los habitantes se cubren de pies a cabeza con varias capas de abrigos hechos con pieles de reno y otros animales, ya que los tejidos sintéticos, además de resultar muy caros, han demostrado ser ineficaces para poder resistir el frío de Oymyakon.

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