lunes, 5 de septiembre de 2011

Ocho siglos de tradición del Día de la Ciudad de Moscú

Moscú celebra su 863 cumpleaños, casi 9 siglos de historia a su espalda no es cualquier cosa, pero ¿cómo y cuándo apareció la tradición de celebrar el Día de la Ciudad?

La edad exacta de la actual capital rusa se desconoce. Como punto de partida se toma como fecha el 4 de abril de 1147, que se menciona en una crónica de 1420 como el día del encuentro del príncipe de Súzdal Yuri I Dolgoruki con sus aliados en una localidad o, más bien, una fortaleza, que se llamaba Moskov. Sin embargo, los arqueólogos comentan que las excavaciones en el territorio de la ciudad han sacado a la luz objetos que prueban que ya en el siglo XI había actividad urbana en la zona.

A principios del siglo XIII Moscú se convierte en la capital del principado y adquiere más importancia: lo prueban las crónicas de aquella época que hablan de iglesias y monasterios en la zona.

Moscú fue la capital de Rusia unida hasta el año 1712, cuando Pedro el Grande trasladó el centro político del Estado a la recién construida San Petersburgo. Sin embargo, Moscú siguió siendo el lugar de coronación de los emperadores.

Volvió a adquirir su estatus de capital sólo tras la Revolución ya en 1918. Ahí comenzó la etapa soviética en el desarrollo arquitectónico de la ciudad.

La fiesta del Día de la Ciudad se menciona por primera vez en unos documentos del año 1847. Se dice que el 1 de enero Moscú celebró su 700 aniversario con una misa festiva en el Kremlin y en las iglesias de la urbe. El centro de la ciudad fue iluminado con frases escritas con fuego, encendido en copas con grasa. Pero se dice que la mayoría no se podían leer, ya que a causa de los fuertes vientos invernales las llamas se apagaban muy rápidamente.

Pero Moscú no celebró su siguiente aniversario hasta pasados 100 años, tras la Segunda Guerra Mundial, ya en 1947. Por lo visto, las autoridades soviéticas tomaron en cuenta las peculiaridades del clima capitalino e hicieron caer la fecha del 800 aniversario en el 7 de septiembre. La ciudad fue decorada con banderas rojas, iluminaciones y retratos de los mandatarios del Estado.

Con el fin de conmemorar la fecha, comenzaron la construcción de los denominados 8 'rascacielos' de Stalin: cada uno tenía que simbolizar uno de los siglos de la historia de la capital de la URSS. Finalmente, sólo se edificaron 7 de ellos, ya que faltó financiación para el octavo -y con la muerte de Stalin en 1953 cambiaron mucho las tendencias arquitectónicas-. De estas obras la más famosa es la del cuerpo principal de la Universidad de Lomonósov en Vorobievi Gori.


Pero aquella vez tampoco se estableció la tradición de esta fiesta. Sólo en 40 años más, cuando se cumplió el 840 aniversario de la capital en 1987, empezó a celebrarse de forma más regular y siempre en septiembre.

En 1997, con el 850 cumpleaños de la capital, se proclamó la primera semana de septiembre como fecha oficial para las celebraciones del Día de la Ciudad de Moscú.

Con el paso de los siglos, las tradiciones relacionadas con esta fecha no cambiaron mucho. Sigue festejándose con iluminaciones, aunque hoy en día se emplean tecnologías mucho más avanzadas, y banderas, aunque ya no sean rojas.

Uno de los lugares preferidos para hacer la pasarela durante la Fiesta de Moscú, tanto de día como de noche, sigue siendo Arbat, la calle peatonal considerada la más antigua de Moscú. Igual que hace 23 años, es la sede de pintores callejeros que esperan poder aumentar sus ingresos gracias a que estos días el público se muestra más relajado y agradecido.

Los más románticos también intentan aprovecharse de la atmósfera festiva: organizan citas para sus parejas en los lugares más inesperados como, por ejemplo, los bancos que hay en los pasillos del metro.

Por ese mismo romanticismo, el metro, que en los días cotidianos suele ser la arteria principal del transporte público de la capital, pierde este día su función fundamental para acoger opciones alternativas.

Una de las curiosidades del festejo es que su agenda, junto con algunos eventos puramente formales, incluye conciertos, espectáculos, 'performances' y competiciones deportivas bastante atípicas. Y es difícil decantarse y decidir qué actividad es la más divertida.

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