miércoles, 6 de abril de 2011

Matrioshka


El viejo Serguei había nacido a la orilla del río Volga, cerca del del Caúcaso. Era carpintero, como lo habían sido su padre, su abuelo, el abuelo de su abuelo,... Fabricaba muebles, juguetes, caballos de cartón, silbatos y hasta instrumentos musicales.

Cada semana, salía a recoger la madera necesaria. Aquella noche había caído una abundante nevada. Seguei salió de la cabaña y recorrió el camino hacia el bosque. Serguei recorrió un largo camino y no encontró más que pequeños maderos y troncos que sólo le servían para la estufa de la casa. De pronto, en un claro del bosque vio el más hermoso de los troncos que nunca antes había recogido. Serguei cogió con todas sus fuerzas el tronco en sus manos y lo llevó a casa. El viejo Serguei, en cuanto veía un trozo de madera, sabía enseguida qué haria con él, pero en esta ocasión no sabía qué fabricar con aquel tronco tan especial.

Su obsesión por aquel tronco era tan grande que, durante los siguientes dos días, con sus respectivas noches, Serguei no podía comer, ni dormir, ni trabajar. Finalmente, una mañana, cuando había caído rendido por el cansancio, despertó y decidió que fabricaría una muñeca. Aquel mismo día puso el tronco sobre la mesa de trabajo y empezó a tallarla. El trabajo duró más de una semana, y cuando la terminó Serguei se sintió tan orgulloso de su obra que decidió no ponerla en venta y se la guardó... sin, duda, para que lo acompañara en su soledad. Le puso por nombre Matrioska.

Cada mañana, Serguei se levantaba y la saludaba antes de iniciar sus tareas:

-Buenos días, Matrioska.

Un día tras otro repetía la misma cantinela, -Buenos días, Matrioska. hasta que, de pronto, una mañana, le respondió:

-Buenos días, Serguei.

El viejo Serguei se quedó tremendamente impresionado y repitió: -Buenos días, Matrioska...

-Buenos días, Serguei -le contestó la muñeca.

Sorprendido, Serguei se acercó a la muñeca para comprobar que era ella quien hablaba y no sus viejos oídos los que le jugaban una mala pasada. Desde aquel día, Matrioska, le acompañaba en su soledad y le alegraba la vida con sus palabras y risas, lo distraía y alegraba su trabajo diario.

Matrioska sólo hablaba cuando los dos, carpintero y muñeca, estaban solos. Una mañana Matrioska despertó muy triste. Serguei, se dio cuenta de la tristeza de la muñeca. Tras mucho insistir, Matrioska, le explicó que ella veía cada día por la ventana a los pájaros con sus crías, a los osos con sus oseznos, y hasta a las gusanos que les seguían sus gusanitos ... -Incluso tú -dijo Matrioska- tú me tienes a mí, pero yo también querría tener una hija.

-Pero entonces... -respondió Serguei- tendría que abrirte y sacar la madera de dentro de ti, y sería doloroso y nada fácil.

-Ya sabes que en la vida las cosas importantes siempre suponen pequeños sacrificios -respondió Matrioska.

Y así fue como el viejo Seguei abrió a Matrioska y sacó cuidadosamente la madera de su interior para hacer una muñeca, casi gemela, pero un poco más pequeña, a la que llamó Trioska. Desde aquel día, cada mañana, al levantarse, saludaba:

Buenos días, Matrioska; buenos días, Trioska.

-Buenos días, Serguei; buenos días, Serguei -respondían ellas a la vez.

Al cabo de un tiempo, también Trioska sintió la necesidad de ser madre. De modo que el viejo Serguei sacó la madera de su interior y fabricó una muñeca aún más pequeña, a la que puso por nombre Oska.

También Oska quería tener su propia hija, pero al abrirla Serguei se dio cuenta de que sólo quedaba un mínimo pedazo de madera, tan blanca como el primer día, pero del tamaño de un garbanzo. Sólo una muñeca más podría. Entonces el viejo Serguei tuvo una gran idea. Fabricó un pequeño muñeco, y antes de terminarlo, le dibujó unos enormes bigotes y lo puso ante el espejo diciéndole

-Mira Ka,... tú tienes bigotes. Eres un hombre, o sea, recuerda que no puedes tener un hijo o una hija de dentro de ti.

Después abrió a Oska. Puso a Ka dentro de Oska. Cerró a Oska, abrió a Trioska. Puso a Oska dentro de Trioska. Cerró a Trioska, abrió a Matrioska. Puso a Trioska dentro de Matrioska y cerró a Matrioska.

Un día Matrioska desapareció y nunca la han vuelto a encontrar. Estará en alguna tienda de antigüedades o en la estantería de alguna vieja librería. Si la encuentras dale mucho cariño, porque ella hizo el mayor de los sacrificios para ser mamá.



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