En el extreme oriental de Rusia se encuentra la península de Kamtchatka,  un lugar sorprendente en donde los volcanes crean un paisaje de fuego y  hielo. En esta tumultuosa región, el águila real y el pigargo de  Steller comparten las riquezas del lago Kuril. En los valles, habita el  oso pardo que se da un banquete cuando ocurre el desove anual del  salmón. En la zona también hay zorros y glotones.
Pero la  actividad volcánica transforma constantemente el paisaje. No hace mucho,  un gigantesco desprendimiento de tierras llenó un valle con cuatro  millones y medio de metros cúbicos de roca, grava y nieve.
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