Cada año, esperamos con ansias la entrega de los Premios Nobel, un estiamdo evento que galardona los mejores logros de la humanidad. Sin embargo, nos hemos enterado recientemente de que el Nobel que entregamos en nuestros días es sólo una copia mejor de un proyecto de entrega de premios que ya existía en Rusia: el que la gente llama el Premio Ludvig Nobel y que premia a los nacionales rusos que hicieron contribuciones significativas a la construcción de la nación.
Ludvig Nobel era el hermano mayor de Alfred Nobel. A diferencia de éste, quien permaneció en Suecia, Ludvig emigró a Rusia, donde instaló una fábrica de aceite que luego se convirtió en la productora de casi la mitad del aceite mundial. Después de su muerte en 1888, la Sociedad Rusa Imperial de Tecnología instituyó el premio Ludvig Nobel, un evento que, según se dice, inspiró a Alfred Nobel a instaurar sus propios premios con su testamento.
Desafortunadamente, despues de dos décadas, la revolución bolchevique de 1917 terminó con el Premio Ludvig Nobel. A partir de ese momento, el premio fue desapareciendo poco a poco de la conciencia popular y quedó en las sombras. Fue hace cinco años, en 2006, cuando tuvo lugar una iniciativa para reinagurar los premios y continuar reconociendo a personas ejemplares.
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