En la cima de su poder el Imperio Ruso incluía 15 zonas horarias distintas, 160 etnias diferentes y acumulaba más de la sexta parte de la superficie emergida del planeta. Comenzando como un puñado de principados se convirtió en uno de los imperios más gigantescos de la Historia. Un grupo de visionarios progresistas puso las bases para modernizar el país asimilando la tecnología de los países occidentales más avanzados, incorporando nuevos territorios y desarrollando el comercio.
Pero la construcción de la infraestructura necesaria para sustentar tamaño gigante tuvo un alto precio. Su enorme capacidad se basó sobre las espaldas de millones de siervos en semi esclavitud. Cuanto más grande se hacía el imperio, más recursos y vidas humanas consumía.
El Kremlin de Moscú, las iglesias de doradas cúpulas bulbosas, el palacio de San Petersburgo, el trazado del descomunal Transiberiano gracias a las últimas técnicas de animación e infografía, todo el esplendor del imperio de los zares vuelve a la vida.
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