En el verano de 1943, Alemania y Rusia batían sus fuerzas en las afueras de la ciudad soviética de Kursk, luchando por hacerse con el control de la frontera oriental. El Mariscal de Campo Erich von Manstein lideraba las fuerzas germanas, mientras el Mariscal Georgui Konstantínovich Zhúkov -un hombre con fama de dogmático y peligroso- hacía lo propio con el Ejército Rojo de Stalin.
Hitler estaba convencido de que sus nuevas armas, como el tanque Tigre, determinarían su victoria, por lo que ordenó a Von Manstein que resistiera en sus posiciones hasta la llegada del nuevo armamento. Zhúkov no podía permitirles ese margen. Por ello puso en marcha una estrategia basada en la superposición de distintas líneas defensivas, que del 4 al 20 de julio enfrentará al ejército alemán y al soviético en la batalla de tanques más espectacular de la historia, cuyo final cambiará el transcurso de la guerra para siempre.
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